El pontífice había denunciado la dictadura grosera de Nicaragua comparándola con el régimen hitleriano.
Francisco había concedido varias entrevistas con motivo de cumplir sus diez años de pontificado y agregó que "no me queda otra que pensar en un desequilibrio del Presidente Daniel Ortega para actuar de la manera que lo hace".
El Obispo de Managua dijo que los dichos del Papa son reales porque se trata de una dictadura de desequilibrados, vulgar y anacrónica, al estilo de Hitler, aunque el prelado no se encuentra en Nicaragua.
De inmediato Daniel Ortega en nombre de su gobierno dispuso la ruptura de relaciones con el Vaticano, decisión que fue comunicada verbalmente ante la Santa Sede por la representante del régimen sandinista.